FIRMA DE LIBROS

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DRAGONES

DRAGONES
Dragón en un vaso maya

domingo, 11 de diciembre de 2011

Volvamos a Teotihuacan

Sí, precisamente Teotihuacan puede ser el ejemplo perfecto de lo que ocurría en la Antigüedad cuando un estado tenía deudas enormes y no podía hacer frente a los intereses o a su amortización. Siempre decimos que una de las posibles razones del declive o el hundimiento de tales poderosos estados pudo ser la hipertrofia de sus instituciones, es decir, el crecimiento desmesurado de las clases sociales no productivas, causantes de un gasto desorbitado por razones de su mantenimiento y reproducción y de las cada vez más necesarias inversiones en lujos y ceremonias que simbolizaran su función y construyeran su legitimidad. Pero tal hipertrofia quizá fue atenuada durante un tiempo mediante el recurso a los excedentes extranjeros, imponiendo -a veces por la fuerza, como hacían los aztecas- intercambios beneficiosos, o solicitando una tributación creciente a los estados sometidos. ¿Hasta cuando podía mantenerse una metrópoli de las dimensiones de Teotihuacan con tales procedimientos? Un leve soplo, una crisis interna, la presión de los bárbaros en las fronteras, la puesta en cuestión del ancestral sistema de gobierno por parte de sacerdotes o guerreros, podía causar el desastre. La hipótesis no funciona en un área de ciudades-estado independientes, como la maya, donde el célebre colapso fue una respuesta colectiva a una situación que afectaba lo mismo a Tikal que a Palenque. ¿No hubo en el área maya una especie de señora Merkel, un poder verdaderamente hegemónico y de economía suficientemente saneada? Lo que parece claro es que en Teotihuacan, en el siglo VII, el estado era tan frágil como para ser incapaz de sostener el entramado de cuatro siglos de esplendoroso desarrollo.

jueves, 17 de noviembre de 2011

LO REAL Y LO NO REAL

Dice Ania en su comentario a la entrada sobre la relación de mayas y extraterrestres que estos, los extraterrestres, son tan reales como los dioses, los duendes y los trolls (y los elfos, y los zombis, y tantas otras categorías de seres extraordinarios), producto de la imaginación. Contra esa opinión podrían alzarse multitud de citas bibliográficas, decenas de relatos de testigos, gran cantidad de experiencias inexplicables y otras cosas. Quiero decir que lo real y lo no real son conceptos poco científicos, por más que los científicos los utilicemos un dos por tres. Para un maya yucateco los aluxes son tan reales como su milpa o su casa, y si lo son para él deberían serlo para mí si es que pretendo entender o explicar su mundo. Lo mismo sucedía con los dioses prehispánicos. E igual cosa habría que decir de los campesinos medievales respecto a las brujas, el demonio o los fantasmas. Y digo medievales por decir algo, sólo con rascar un poco la superficie de cualquier conciencia actual encuentra uno toda clase de seres raros. La fe no es una convicción, la fe verdadera es una sensación, una experiencia vital, y por ello debe ser considerada, como tal y con todos los elementos que la componen, un producto absolutamente real, descriptible y hasta mensurable. La imaginación es otra cosa.

jueves, 3 de noviembre de 2011

El enigma del 378

Decía yo en mi otro blog que Teotihuacan impuso su poder incontestable en el área maya a finales del siglo IV. Pero ¿cómo fue posible tal cosa? Por ese tiempo los estados mayas habían surgido con fuerza, incluso alguno ya había entrado en declive, las guerras debían ser frecuentes, y existían los mecanismos de agresión y defensa. ¿Cómo es posible que un ejército procedente de tan lejano paraje en el altiplano mexicano, sin posibilidades reales de controlar su retaguardia y con larguísimas líneas de aprovisionamiento, se hiciera el amo de Tikal y Uaxactún, y El Perú, y seguramente otros muchos lugares de las selvas del sureste de Mesoamérica? ¿Y quién era el misterioso Búho Lanzadardos del que tanto se habla en las inscripciones? No creo que fuera el rey de Teotihuacan, como dice Stuart, pues no parece que haya muchas huellas de su presencia en la gran metrópoli, ni un solo retrato, nada. Tal vez un caudillo militar, o el decano de una asamblea de nobles. Somos tan ignorantes sobre el sistema de gobierno de Teotihuacan que todo lo que se diga al respecto no es otra cosa que especulación. No hay allí inscripciones dignas de tal nombre, y no hay, como sí sucede en los Andes, crónicas coloniales utilizables. Así que este misterio se resiste a ser descifrado. O los mayas son más explícitos en futuros hallazgos de textos, o encontramos una espléndida tumba en Teotihuacan con algún signo revelador, o me temo que no vamos a saber nunca lo que ocurrió realmente en el 378, y por qué ocurrió, y quienes fueron los protagonistas del acontecimiento (más allá de Siyaj Kak y Garra de Jaguar) y cuál era su papel en el escenario político mesoamericano del siglo IV. Aunque, desde luego, sí apreciamos claramente las consecuencias de todo aquello.

sábado, 15 de octubre de 2011

Un mundo fantástico

Me escribe una amiga sevillana y manda un enlace con cierta noticia de prensa, creo que difundida por la agencia Reuters, en la que se afirma que el Gobierno mexicano puede desclasificar, es decir, hacer público, en cualquier momento un informe secreto en el que se desvelan contactos entre los mayas y los extraterrestres. Junto al estupor provocado por semejante noticia, la risa ha surgido de mí con incontenible fuerza; ¡caramba! ¡esto sí que sería un buen preludio al famoso año 2012! Animo desde aquí con fuerza al Gobierno mexicano a llevar a cabo semejante decisión, a realizarla de inmediato, a elevarnos a las esferas del sueño y de la fantasía a todos los que amamos a los mayas. ¿Se puede esperar algo mejor? Mayas y extraterrestres, claro, ahora queda resuelto el enigma de la lápida de Palenque, y también se explica que Lucas eligiera Tikal como escenario de algunas escenas de la Guerra de las Galaxias. Seguro que tenía algún confidente en el Gobierno mexicano. En fin, vivimos en un mundo maravilloso en el que todo tiende a procurarte sonrisas al irte a la cama, con la excepción de la crisis económica, desde luego, y de sus nefastas consecuencias.

domingo, 25 de septiembre de 2011

¡Vivan los estudios de la América indígena!

Por supuesto, debo afirmar que suscribo todo lo que dice mi comentarista Pablo Mumary. Él tuvo coraje, el coraje de luchar por su ideal, y seguro que recogerá una gran cosecha. Pero no todos debemos marcharnos, otra lucha debe estar aquí, en nuestro país, para mejorar los estudios prehispanistas y denunciar siempre que se pueda las carencias y limitaciones de los planes, los cursos, los departamentos y los museos. Cuando yo empecé a trabajar en América, ni siquiera se sabía en las universidades españolas lo que era la antropología, mucho menos, desde luego, la mayística. Nunca se habían enviado al Nuevo Mundo expediciones arqueológicas desde los tiempos de Antonio del Río y Dupaix, en el XVIII y principios del XIX. Desde entonces hemos logrado muchas cosas, pero lo que queda por conseguir es todo un océano, así que, imitemos a Colón y lancémonos al agua, y, como dicen los mexicanos con los que trabaja ahora Pablo, no nos achicopalemos.

sábado, 3 de septiembre de 2011

El nuevo curso

Septiembre ya, el verano, al final, no fue tan largo y ni siquiera tan cálido. Así que empieza un nuevo curso, y van para mí más de cuarenta, aunque he cambiado varias veces de asignaturas y de responsabilidades. Esta vez, el 2011-2012, tengo que hacer frente a algunas novedades. Por ejemplo, empiezo a dar un curso cuatrimestral en el máster de Historia y Antropología de América de la Facultad de Geografía e Historia, de la Universidad Complutense de Madrid, que lleva el solemne y ambicioso título de Arqueología de los estados antiguos de América. Asunto espinoso por amplio y complicado, que yo voy a tratar de enfocar de manera original y procurando no recargarlo excesivamente con datos y cifras. Siendo un máster, que yo imagino como algo semejante a un doctorado descafeinado, se supone que está dirigido a personas que desean especializarse con vistas quizás a una futura profesionalización. Por ello, tanto desde el punto de vista de los métodos, los contenidos, el aparato bibliográfico, etcétera, se debe elevar el nivel y buscar un poco de esa célebre excelencia de la que tanto se habla. ¿Estarán preparados los estudiantes para cierta exigencia? Muy pronto lo comprobaré, y ojalá que verdaderamente encuentre personas con ganas de trabajar, con ansia de conocimiento, y, sobre todo, con capacidad para pensar y construir juicios acertados y críticos en relación con lo que las excavaciones arqueológicas ponen al descubierto. Ah, muchas gracias a mi comentarista Diego Palmeira por sus amables palabras, y le animo a seguir con su afición por la vieja América, la de las culturas indígenas y las magníficas civilizaciones autóctonas.

viernes, 15 de julio de 2011

El largo y cálido verano

Siempre que llega el verano me hago multitud de propósitos. Supongo que le pasa a mucha gente, aprovecharé las vacaciones para esto y para lo otro, luego, como en un suspiro, llega septiembre y empezamos de nuevo la rutina de la Universidad. Tengo media docena de libros sobre la mesa esperando el momento adecuado para enfrascarme en su lectura y análisis, y también algunos compromisos para escribir artículos. Debería viajar a Guatemala para visitar el sitio de La Blanca, en el Petén, donde un equipo de las universidades de Valencia trabaja desde hace años, excavaciones de gran interés por la excelente arquitectura recuperada y por la gran cantidad de grafitos descubiertos, pero no creo que me sea posible. Además, quiero revisar multitud de películas que ahora, felizmente, poseo en casa en el formato DVD. En fin, no tengo tiempo para aburrirme, ni para el ocio entendido como dolce far niente, aunque añoro aquellos veranos en los que pasaba largas temporadas en América o viajando por el mundo. La edad impone ciertas calmas, ciertas pausas, ciertas lentitudes. Hace poco he sabido la terrible noticia de la muerte de Juan Antonio Valdés, un hombre joven e inteligente, que ha hecho grandes cosas en arqueología maya, amigo desde hace muchos años y compañero de viajes y experiencias en más de una ocasión, su muerte se une a la de Juan Pedro Laporte y a la de Lorenzo Ochoa, todos desaparecidos cuando todavía tenían tantas cosas que decir. Quiero imaginármelos en el más allá discutiendo de las consecuencias de la llegada de los teotihuacanos a Tikal, del lenguaje de los olmecas, de las fechas de Chilonché. Estoy seguro que ese Otro Mundo, al que van indudablemente las personas buenas y generosas, es como un largo y cálido verano, donde perezosamente, sin prisas, uno puede hablar, y reír, y leer, y amar, para siempre.

lunes, 6 de junio de 2011

VIEJOS AMIGOS

Estuve el otro día firmando en la Feria del Libro que se celebra cada año en el paseo de coches del parque del Retiro de Madrid. La caseta de Trotta, donde se exponían las tres obras que he publicado en esta prestigiosa editorial, se hallaba vecina a otra bastante animada. En un momento dado, un visitante interesado por mis libros me pidió ejemplares rubricados para otro autor que firmaba a su vez en esa caseta colindante. Cuál no sería mi sorpresa cuando regresó al instante con una novela cariñosamente dedicada, se trataba del III Premio de Novela Histórica CajaGranada, novela titulada Caminarás con el sol, cuyo autor es Alfonso Mateo-Sagasta. Corrí a expresarle mi agradecimiento y me encontré con que Alfonso Mateo-Sagasta era Alfonso, un muy viejo amigo al que había conocido cuando regentaba en Madrid la librería Tipo, especializada en arqueología y antropología. De aquella romántica empresa ha pasado a la gloria literaria, pues ya ha publicado otras cuatro novelas de las que tres han recibido sendos premios. Pero ésta, Caminarás con el sol trata nada menos que de Gonzalo Guerrero, el conquistador español que se pasó a los mayas y que murió defendiendo de sus compatriotas a la cultura que le había seducido y adoptado. Es una de las historias más interesantes de la epopeya que supuso la invasión de todo un continente por un puñado de hispanos, y siempre he dicho que se merece ser llevada al cine, pues reúne acción, exotismo, amor, generosidad, aventuras extraordinarias en un medio geográfico de una belleza sobrecogedora.

jueves, 19 de mayo de 2011

Más mujeres magníficas

Alguien que ha visto el blog me dice ¿cómo es posible que no hayas mencionado a...? De acuerdo, he aquí otra breve lista de mujeres arqueólogas de primera fila, activas o desaparecidas, sin las cuales no se podría entender bien la arqueología mesoamericana: desde luego, la muy brillante Linda Schele, cuya influencia tardará mucho en desaparecer, y Prudence Rice, que sabe tanto del Petén guatemalteco, Carolyn Tate, que excavó en Yaxchilán, Wendy Ashmore, experta en patrones de asentamiento, Laurette Séjourné, que mostró inéditos rostros de Teotihuacan, Carmen Cook, una pionera en tantos campos, Esther Pasztory, interesante historiadora del arte, y las francesas Marie Charlotte Arnauld y Julie Patrois, y las españolas Cristina Vidal, Ana García Barrios, Carmen Varela y María Luisa Vázquez, y mi querida amiga mexicana Linda Manzanilla, polifacética e inteligente en grado sumo, y Virginia Miller, en fin, numerosos nombres que acuden a mi mente en tropel mientras escribo. De manera más acusada que en el Área Andina, sucede en Mesoamérica que algunas de las mejores investigadoras norteamericanas se han visto atraídas por los países vecinos del sur, ricos en monumentos y llenos de posibilidades de estudio. Junto a ellas, a las gringas, algunas mexicanas o guatemaltecas pletóricas de entusiasmo y voluntad. Una constelación espléndorosa: ¡he ahí la verdadera igualdad! En los campamentos, en los parajes más duros, en las horas y horas de laboratorio y biblioteca. Lamentando tanto la desaparición de Merle, no me cabe duda de que tiene excelentes continuadoras.

miércoles, 18 de mayo de 2011

MUJERES Y ARQUEOLOGÍA

Ha muerto Merle Greene Robertson, una gran dama de la arqueología maya, entregada toda su vida, desde muy joven, a la tarea de rescatar, estudiar y difundir, las vestigios de la soberbia civilización centroamericana. Su labor a través del Pre Columbian Art Research Institute, de San Francisco, California, con ese magnífico Boletín, con la publicación de libros, y con esa imprescindible página web que es Mesoweb, quedará durante mucho tiempo como ejemplo de lo que es necesario hacer, de lo que se debe hacer en este campo tan transitado, pero a veces también tan maltratado, que es el arte y la arqueología de las culturas prehispánicas americanas.
En el mundo de la mayística hay otros nombres femeninos muy destacados: Tatiana Proskouriakoff, igualmente historiadora del arte, Doris Stone, Clemency Coggins, o, más recientemente, Diane Chase, Barbara Fash o Anabel Ford, por citar sólo unos pocos. Las mujeres se han adentrado en las selvas del sur y sureste de Mesoamérica, y han afrontado riesgos, peligros y la dureza del trabajo, con un entusiasmo, una voluntad y una entrega que a veces son virtudes ausentes o limitadas en sus colegas masculinos. Cuando excavaba yo en Oxkintok recuerdo bien que para tareas duras, cuando era conveniente entrar en la maleza a explorar o recoger datos, contaba sobre todo con las mujeres del equipo, nunca decían que no, nunca ponían pegas o mostraban debilidad y cansancio. Algunos varones se negaban de plano a llevar a cabo esos cometidos. En las mujeres se podía confiar, fuertes, incansables, constantes, inteligentes. Por eso, Merle Greene se alzó como una arqueóloga e historiadora del arte de superior categoría, porque reunía tales cualidades y la de ser una persona amable, educada, generosa y siempre atenta a sus amigos y colegas. La recordaremos.

viernes, 1 de abril de 2011

Sana envidia

Puedo comprender muy bien a los que critican ciertas actuaciones del Gobierno de los Estados Unidos, seguramente esas críticas se podrían extender también a otros países y a otros gobiernos. Pero lo que me vuelve iracundo es la no aceptación global de lo que los USA representan, pues en el terreno científico, en la investigación y la docencia, son un modelo a seguir por todo el que desee hacer bien las cosas. Digo todo esto a causa del enésimo pedido de libros sobre los mayas y sobre arqueología o etnología que hago a la casa Amazon; esta empresa de distribución funciona admirablemente bien, pero los libros que me manda son todos absolutamente estupendos, estupendos de contenido y estupendos de continente. El último, uno de Stone y Zender, maravillosamente ideado, maravillosamente diseñado, maquetado y editado. Un libro inteligente, útil y de muy agradable y fácil lectura, un libro bello que da gusto ojear. Y puedo citar muchos otros así, sin erratas, sin papel barato, sin tipos ilegibles, con excelentes ilustraciones, con márgenes cómodos, un producto exigente, cuidado, magnífico en suma. Sólo por ello, por los libros, por las distribuidoras, por las editoriales, por las universidades, los Estados Unidos me parecen un país ejemplar.

jueves, 3 de marzo de 2011

Oh, los misterios de la burocracia!

Mi amable comentarista Pablo Mumary se queja doliente de lo difícil que es obtener noticias, información y explicaciones sobre Calakmul. Los senderos del INAH son inescrutables. A mí siempre me han contado que un famoso arqueólogo mexicano, que dirigió la institución, guardaba en los cajones de su despacho valiosas piezas de Yaxchilán que nunca llegó a publicar. Tampoco publicó correctamente sus excavaciones durante años en esa ciudad del Usumacinta. Hay bastantes casos así. No parece que se exija a los excavadores la adecuada presentación pública de sus trabajos, en un tiempo razonable. Calakmul se merece ya una serie de libros de lujo con la información y las fotos de lo que se ha hecho en tantos años, pero lo mismo se podría decir de otros muchos lugares. Tal vez no hay dinero para publicaciones, tal vez lo que se persigue es acondicionar zonas para el turismo sin otras inquietudes científicas -por eso también se hacen penosas y hasta disparatadas restauraciones, según me cuentan-, o quizás depende de los intereses políticos de cada momento.

viernes, 25 de febrero de 2011

HE AHÍ UNA IDEA MAGNÍFICA

Hace algún tiempo mi buena amiga y colega Ana García, profesora de la Universidad Rey Juan Carlos, se propuso traer a Madrid una muestra de la arqueología de Calakmul. Es ésta una ciudad maya de las más importantes, lugar clave para entender los vericuetos de la política de las Tierras Bajas durante el período Clásico. A lo largo de muchos años se ha excavado en Calakmul, destacando los trabajos norteamericanos y ahora los del INAH de México dirigidos por Ramón Carrasco. El arqueólogo mexicano, célebre no sólo por Calakmul sino por Kabah y otros importantes proyectos, estaba de acuerdo en que viniera a España un amplio surtido de objetos de los hallados en las excavaciones, muy especialmente máscaras de jade, cerámica, y todo ello junto a reproducciones de tumbas reales, de las excelentes pinturas murales, maquetas de las pirámides etc. En fin, hubiera sido algo extraordinario y bellísimo, por su cualidad monográfica y por la calidad de todo lo que se podía haber visto aquí. Incluso se pensó en la gran sala del Canal de Isabel II, en Chamartín, lugar ya curtido por haber albergado exposiciones tan colosales como Egipto, Roma, y ahora mismo Alejandro Magno. Pero todo se quedó, al parecer, en agua de borrajas. Me gustaría saber por qué. Una magnífica oportunidad perdida para acercar al público español el esplendor de una de las más brillantes culturas de la Antigüedad.

martes, 18 de enero de 2011

¡Catálogos!

He visitado hace unos días una interesante exposición en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Se titula "Viajeros por el conocimiento", y reseña las visitas a la capital de España de algunos investigadores del campo de la Antropología y la Historia Antigua. Vinieron a principios del siglo XX a dar conferencias, y su presencia aquí dejó una huella profunda. Gentes como Howard Carter, Leonard Woolley, Thomas Joyce, Hugo Obermaier y Leo Frobenius, han entrado por propio derecho en la historia de sus respectivas disciplinas. Para hablar de los mayas, y de sus excavaciones en Belice, vino en 1927 Thomas A. Joyce, y muchos madrileños aprendieron con él quiénes fueron aquellos indígenas americanos que crearon tan fastuosa civilización.
Mención aparte merece el precioso catálogo de la exposición, diseñado y maquetado con muy buen gusto. Los distintos artículos que contiene son irregulares, como suele suceder en obras de esta clase, unos son mejores que otros. La pena es que en España no se cuidan suficientemente las ediciones, y en este bello catálogo hay muchas y feas erratas. Me pregunto a menudo cuál es la razón de que los catálogos de las exposiciones sean tan caros, el de ésta vale la friolera de 50 euros. Si las numerosas instituciones patrocinadoras, que corren con los importantes gastos de organización, montaje, traslado y seguros de los objetos de las exposiciones, desean hacer una labor cultural y social con su patrocinio, no me explico la razón de que no costeen también los catálogos, que es el testimonio de la exposición, lo que los visitantes guardan durante años, y leen u ojean de vez en cuando, lo que extiende y profundiza la tarea cultural de la exposición. El precio máximo de un buen catálogo de exposición, en los tiempos actuales, no debería sobrepasar los 10 euros, el resto de su coste debería correr a cuenta del Estado o de los organismos patrocinadores. Sé de buena tinta que muchos catálogos que no se venden por sus precios abusivos acaban reciclados, en viejos almacenes llenándose de polvo, o en la basura directamente ¿por qué?